
A los 50 hay muchas cosas que ya no importan, a los 50 prefieres centrarte en lo esencial, en expresar lo que sientes, en aprender de tus errores, en vivir la vida con amabilidad y en positivo. A los 50 conoces tus limitaciones, y cada persona que se cruza en tu camino es un regalo, un aprendizaje. A los 50 exprimes cada segundo y lo vives muchísimo más. Descubres que todo es más intenso si lo experimentas con los ojos cerrados y el corazón abierto. Que una comida, un café o un paseo se disfruta mucho solo, pero que compartido es el doble de enriquecedor. Que puedes quedarte en casa a gusto con tu sola compañía y que cuando sales y te reúnes con gente, prefieres a los amigos de verdad, los compromisos pasaron a la historia. Los 50 son como las últimas hojas del libro que te ha tocado leer. Esa historia magnífica que no quieres que acabe porque te lo estás pasando bien, y que prefieres degustar poco a poco esos últimos capítulos, que todavía son un misterio por descubrir.
Los 50 son mucho tramo recorrido y poco por recorrer, paso lento, paso dulce, sonrisa y ternura.